domingo, 25 de abril de 2010

TRUJILLO, UN HOLOCAUSTO QUE NO SE DETIENE



Por: Pablo Enrique Bohórquez Duque

En medio de la inclemencia y la impunidad, se cumplió el pasado 17 de Abril, el Vigésimo aniversario de la llamada “masacre de Trujillo” ocurrida en el municipio de Trujillo, Valle, y en la que 342 personas murieron, incluido el querido sacerdote del pueblo, Tiberio Fernández, a manos de narcos mezclados con paramilitares. Éstas personas fueron asesinadas con motosierras, y luego, las partes de sus cuerpos arrojadas al río Cauca.















Quienes sobrevivieron a esta tragedia, son personas de escasos recursos y en su mayoría campesinos de la región, que intentan salir adelante a pesar de lo sucedido, pero 2 factores no dejan que esto pase: el miedo y el silencio a que esto tenga eco y ocurra de nuevo. Por esta razón a conmemoraciones como ésta, solo asiste la gente a la que la violencia no le pidió permiso para entrar a sus casas y vivieron el dolor en carne propia; en cambio los demás del pueblo ni se acercan, ni les interesa lo que allí sucedió.

Una indiferencia marcada en su mayoría por la injusticia e impunidad que aún existe.



Aunque afuera se escuchan diversas versiones sobre lo que allí ocurrió, es impactante y cruel la forma en la que las familias de las victimas tienen su propia versión y es la que comparten con los visitantes, aduciendo que lo acontecido aquellos días ocurrió, no a manos de los paramilitares, ni de la guerrilla, ni el narcotráfico, sino culpando al Ejercito de Colombia como los autores de la masacre.

A pesar de que estos crímenes, que son considerados de lesa humanidad y declarados como la “Masacre de Trujillo”, los autores materiales e intelectuales involucrados en esta “atrocidad”, no han sido capturados o condenados.





FOTOS: PABLO BOHÓRQUEZ

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