sábado, 26 de marzo de 2011

¡Colombia, campeón del Mundial de Fútbol de Salón¡

Por: Redaccion ELTIEMPO.COM



John Pinilla (centro), el mejor jugador del Mundial.
Foto: Héctor Fabio Zamora / EL TIEMPO


Goleó 8-2 en la final del certamen a Paraguay y logró el segundo título en su historia.

En una noche histórica y gloriosa, el seleccionado colombiano de fútbol de salón venció anoche 8-2 a Paraguay y logró, por segunda vez, el título mundial de esta disciplina, triunfo que hizo enloquecer a las 6.000 personas que llenaron el coliseo El Salitre, de Bogotá.

El grito de ¡campeón, Colombia campeón! retumbó en toda la ciudad y en el país, a pesar de que el partido finalizó al filo de la medianoche.

Tan grande fue la felicidad, que el propio presidente de la República, Juan Manuel Santos, no ahorró energías para celebrar el título del combinado nacional, al lado de un público que le reclamó mucha más atención para el deporte.

Desde un principio, Colombia fue el dueño del partido y nunca se dejó manejar el ritmo por su rival. Paraguay se dedicó a esperar en su campo a los locales, que con el toque-toque hizo añicos un sistema defensivo con el que el quinteto 'guaraní' intentó evitar una derrota amplia.

Rápidamente, se abrió el marcador. No transcurrían los primeros tres minutos del primer tiempo cuando John Pinilla, con un fuerte zapatazo, venció al golero Sabino Mesa.

Con su tanto, Pinilla comenzó a demostrar por qué es el mejor del mundo y, como lo prometió, se jugó el "partido" de su "vida". Marcó cuatro goles, fue el eje central del equipo, se tiró al piso a recuperar balones que parecían perdidos y hasta encaró a sus rivales: ¡Qué figura! ¡Qué jugador!

Mientras Colombia tocaba y buscaba los 'huecos' por dónde colar el balón para que sus jugadores aprovecharan las oportunidades de gol, Paraguay se dedicó a quitarle el ritmo al juego y a parar con faltas y alegatos el exquisito juego de los colombianos, con lo que colaboraron los jueces.

El buen manejo del balón y la excelente rotación de sus jugadores llevaron al seleccionado nacional a aumentar el marcador y a asegurar el título tempranamente.

Con el 4-1 en el bolsillo, Colombia se fue al descanso y salió para el segundo período con la idea de proteger la ventaja, lo que surtió efecto.

El seleccionado colombiano consiguió su segundo título del mundial, luego del que logró en el 2000 en el torneo de Bolivia y vengó cara su caída en el 2007 en la final con los paraguayos.

"Somos los mejores. La alegría es inmensa y se lo dedicamos a todos los colombianos", dijo Pinilla, que con 17 tantos fue el máximo anotador del campeonato:
De igual forma, Colombia fue el equipo más goleador, pues llegó a 48 tantos y con sólo seis en contra.

El camino del combinado local hacia el máximo galardón comenzó con tres goleadas: 14-0 a Ecuador, 11-0 a Bielorrusia y 8-0 a Nueva Zelanda, en la primera ronda. Luego, en los cuartos de final, los colombianos derrotaron 4-2 a Venezuela y en la semifinal 3-2 a Argentina.

William Estupiñán y Jorge Cuervo sellaron la victoria contra Paraguay y le sirvieron en bandeja de plata al país una excusa más para celebrar una histórica victoria, con goleada y paseo incluido, frente a un conjunto que en cinco partidos los había derrotado cuarto veces. ¡Salud, campeones!

En el partido por el tercer lugar, Argentina vcenció 8-4 a Rusia.

martes, 22 de marzo de 2011

Fútbol, Hijos Y Esposa; En Ese Orden


Posteado: 29/03/2009 
Iván González Alonso
Periodista


“He gastado mucho dinero en mujeres, alcohol, coches rápidos, y fiestas, y el resto simplemente lo he desperdiciado”. Así se despachaba el inglés George Best, uno de los mejores futbolistas de la historia. El mítico delantero reconocía con cierta ironía cuál era el destino de sus ingresos económicos. Si repasamos las facturas particulares de sus homólogos de hoy, observaremos que no difieren mucho en cuanto a los artículos adquiridos o “alquilados”.

Tras caer derrotado el Real Madrid en un partido de liga, un periodista deportivo abordó a Ronaldo a la entrada a los vestuarios solicitándole un análisis del encuentro y de las causas del resultado. El astro brasileño se limitó a responder: “perdimos porque no ganamos”. Su colega inglés Mark Drapper afirmó en cierta ocasión que le gustaría jugar en un equipo italiano, “como el Barcelona”. Un elemental examen a un futbolista sobre nociones de geografía y de historia de los países en los que juegan, pondría de manifiesto el tiempo que dedican a la cultura y al conocimiento. El entrenador del Bayern de Munich, Jurgen Klisnmann, ha intentado habilitar en una zona aledaña a los campos de entrenamiento del Bayern un recinto para que sus jugadores puedan aprender idiomas o técnicas de relajación.

El deporte de élite, y especialmente el fútbol, posee una fuerza unificadora de la sociedad inigualable. Un equipo de una ciudad puede aglutinar en sus gradas a comunistas, fascistas, musulmanes, judíos, chinos y caucásicos. El deporte rey es el gran consuelo para muchos de los pobres y oprimidos del planeta, y sus protagonistas, los futbolistas, auténticos gladiadores de la modernidad, son espejos en los que se miran millones de jóvenes intentando copiar hasta el más mínimo detalle. El diario inglés The Sun, realizó una investigación para encontrar a algún ciudadano del planeta que no conociera a David Beckham. Al parecer, tan sólo después de varios meses de búsqueda encontraron a un pastor de cabras en Chad para quién ese nombre no sonaba a nada. Estoy seguro que no hacía falta llegar tan lejos para encontrarnos con un neófito en el fútbol de tal calibre, pero lo cierto, y quizá sobre lo que quería incidir The Sun, es en el hecho de que el fútbol ha adquirido una dimensión planetaria. Es una de los ejemplos más significativos de la globalización actual. Son escasos los equipos europeos que no lucen publicidad en sus camisetas, o que no gastan sumas millonarias en traer a futbolistas imberbes desde países en vías de desarrollo. Los presidentes de los equipos de fútbol de hoy llegan al palco a base de talonario, comprando acciones de las empresas-clubes, como si de la compra de un yate o una finca se tratase.

Por todo ello la responsabilidad social del futbolista supera en algunos casos a la de los educadores, los padres, o el estado. Quien asiste a un estadio de fútbol, o enciende el televisor para ver un partido, lo hace más con la pretensión de seguir a un jugador concreto que para ver a su equipo. Los colores de su corazón son los de la camiseta que porte su ídolo. Ante tal perspectiva es razonable intentar que el futbolista encarne algún valor social positivo aparte de golpear bien a la pelota.

En un partido reciente del Manchester United en Old Trafford, un cartel de un aficionado inglés contenía la leyenda “Manchester United, hijos, esposa: en ese orden”. La gracia de la frase no debiera ser tanta si tenemos en cuenta que es muy probable que así lo sintiera realmente el que sujeto que la ideó. Como él millones de personas. El fútbol profesional y quienes lo practican pueden ejercer un efecto sobre la sociedad superior al de convenciones internacionales. Ver a Messi con un libro en la mano, induciría a millones de jóvenes a leer. Un abrazo entre un futbolista árabe y uno judío sentaría ejemplo para el diálogo.

lunes, 21 de marzo de 2011

Toda una Vida en la Libertad

UN MUNDO LLENO DE TRISTEZAS

Desde los 7 años ha tenido que ganarse la vida a punta de trabajo. Es hoy el pionero de los vendedores de tintos en la ciudad de Pereira. No pudo entrar a estudiar a una escuela por pertenecer a una familia humilde y pobre.

Por: Pablo Enrique Bohórquez Duque


Un muchacho de apenas 7 años de nombre Luis Enrique Ocampo, vivía con sus padres en el municipio de Versalles (Valle). Era una familia de muy bajos recursos, luego del abandono de su padre, en el año 1954, se vino con su mamá a vivir a la ciudad de Pereira, al llegar a esta ciudad tan grande no sabían qué hácer, pues su mamá no contaba con mucha plata para entrarlo a estudiar a un colegio.

Frente a la situación que estaban viviendo él y su mamá, tomaron la decisión de trabajar vendiendo dulces en los semáforos, pero lo poquito que Luis se ganaba haciendo esta labor, se los daba a su mamá para la alimentación, igual lo que se ganaba en un día variaba mucho, pues varias veces se quedaban sin comer ya que no les alcanzaba ni para una bolsa con agua. Al transcurrir los años, Luis quería salir adelante y ponerse a estudiar como un niño que a su edad era lo que debería estar haciendo.

Pero desgraciadamente cuando tenía 16 años su madre falleció de un ataque fulminante al corazón: Al ocurrir esto, Luis se desesperó y dejó de vender los dulces en los semáforos y algunos días después, llevado por el hambre y el agotamiento, se puso a robar y a meter vicio.


Luis se encontraba solo en esta ciudad, no sábia qué hacer, fue entonces cuando tomó la decisión de llamar a Alberto Pelaéz, un amigo que tenía su mamá en Dosquebradas, y así pedirle que le prestara una plata para poder viajar donde su familia, y cuando volviera de allá se la pagaría. Alberto le dijo que sí y que no se preocupara por devolvérsela, pues era un regalo que él le quería hacer.

Luis con la plata en la mano, se fue para su pueblo a visitar y quedarse con su familia, pero al llegar allá, no lo quisieron recibir, todos le dieron la espalda, pues conocían los malos pasos en los que andaba en la ciudad.

Él, muy triste y desilucionado, se regresó a Pereira.

Una nueva oportunidad

Con el dinero que Alberto le había prestado, se reubicó en la ciudad y consigió trabajo en una carnicería, la cual estaba ubicada en la calle 16, pero allí no le fue muy bien y se retiró; después de un largo periodo como desempleado, viajó en compañia de Alberto a una finca en Viterbo, y se dedicaron a cultivar café. Luis pensó que esta era una buena oportunidad para solucionar sus problemas económicos, y repetía varias veces: “me voy a llenar de plata para salir de pobre”.

Desgraciadamente no les fue como ellos pensaban y por eso Luis se regresó a Pereira donde se puso a vender la loteria. En ese trabajo duró poco más de 3 años pero se quebró la empresa.

La verdadera historia

Luis, al ver que todo lo que inventaba para salir adelante le salía mal, resolvió darse otra oportunidad y fue cuando decidió trabajar vendiendo tintos en el Parque La Libertad, y para este oficio compró 2 termos, pero gracias a su dedicación y al no desfallecer nunca, las cosas comenzaron a mejorar, y al cabo de un tiempo tuvo que comprar más termos, porque ya no daba abasto con los que tenía, pues la clientela aumentaba día a día.

Al cabo de 7 años en este oficio, sus ingresos ya eran bastante buenos, y pudo adquirir un carrito porta termos cuando estos empezaron a salir; “gracias al carrito se me hizo más fácil el trabajo”, dice el con mucha alegría.

En una esquina del Parque La Libertad, se puede encontrar todos los días sentados en un muro a Luis Enrique Ocampo, y quien ya cumplió 23 años de estar vendiendo tintos.

Actualmente cualquier persona que camine por el Parque La Libertad se puede encontrar con Luis Enrique Ocampo, una persona que como cualquier otra, le ha tocado sufrir mucho para poder salir adelante en la vida; y que gracias a su empeño y dedicación, y a las ganas de ser alguien y tener un futuro asegurado, se ha sostenido por 23 años en este oficio, y que como él mismo lo dice:

“Serán otros 30 años los que estaré aquí vendiendo tintos, si Dios me lo permite”.

UN SUPER HEROE QUE SE HIZO REAL

Por: Pablo Enrique Bohórquez Duque

“Yo empecé siendo bombero en un municipio maravilloso de Risaralda que es Apía, hace 11 años”. Afirma Wilson Estrada con cierta alegría.

Era apenas un muchacho lleno de sueños e ilusiones por conseguir, cuando inició su carrera como bombero, todo ese mundo al que estaba entrando le parecía maravilloso, pues su principal objetivo desde niño era el poder ayudar y servir a la comunidad.

Después de disfrutar de unas buenas películas en las que se presentaban rescates, accidentes, incendios y otros tipos de emergencias, alimentó ese deseo de ser bombero , y hoy al sentir en carne propia estas situaciones vive totalmente orgulloso de haber escogido esta profesión a tal punto de llegar a ser hoy, Sargento y Jefe de Compañía del Departamento de Bomberos del Municipio de Dosquebradas.

“Mi primera experiencia fue un accidente de tránsito, el volcamiento de un campero con 5 personas a bordo, entonces, yo estaba de guardia aquel día, me llamaron y me reportaron la emergencia, tomé la dirección del evento, inmediatamente activé la alarma, llegó el personal, yo era entonces tripulación de la máquina de primera reacción, llegamos al sitio y encontramos efectivamente un vehículo volteado sobre la vía con 5 personas lesionadas, mi primera acción al llegar a la zona de impacto fue asegurar la escena determinando así que el carro no se fuera a voltear, no fuera a cambiar de posición, determinar y asegurar que no tuviera fugas de combustible que nos pudiera originar un incendio en ese momento, desconectar la batería para evitar un corto eléctrico dentro del vehículo, mientras mis compañeros iniciaban una valoración rápida de los pacientes para determinar cual era la primera atención”, cuenta el Sargento Estrada mientras se pasaba los dedos por la cabeza.

Y afirma, mientras se fuma un cigarrillo que “esa primera vez fue una descarga de adrenalina impresionante, da temblor, da pánico, era querer hacer todo lo que se había visto en el campo de trabajo, en el campo de entrenamiento, querer realizar todo aquello que estaba en cuanto a la información que se encontraba ahí, pero llevarlo de la información a la práctica con todo los procesos de seguridad en la escena, tanto para mí, como para mis compañeros y para el paciente”.


En 11 años de experiencia son muchas las emergencias que le ha tocado atender, obviamente unas tienen más trascendencia que otras, ya sea en el campo laboral o en el campo personal, y que hoy en su pequeña oficina conformada por 3 paredes donde se aprecian afiches de carros de bomberos en diferentes acciones, cuenta con gran pasión algunas anécdotas que han quedado grabadas en su mente.

“Una emergencia atendida en el poliducto Puerto Salgar –Cartago, que es el poliducto que pasa por el Municipio de Dosquebradas, donde nos informaron sobre una explosión y un fuerte olor a gas propano, inmediatamente salimos a hacer una inspección y efectivamente encontramos la ruptura del poliducto ya que estaban robando los diferentes hidrocarburos que transportan en ese sistema, fue una emergencia que atendimos durante 4 días y 3 noches sin descanso, sin parar haciendo solamente relevos de media hora para que el personal pudiera salir de la zona de impacto descansar físicamente en esa media hora tomar algún alimento y regresar nuevamente a laborar a esa zona“, esta es una emergencia de gran impacto y que sin duda recordara toda la vida siendo o no bombero.

Adicional a esto, cuenta que otra anécdota que lo marcó fue un “accidente de tránsito en la vía que comunica a Dosquebradas con Santa Rosa de Cabal, a la altura de la curva gris, hubo una colisión de un dobletroque cargado con madera y un bus Expreso Trejos, hubo 16 personas lesionadas, hablamos de clasificar y hacer “triage” de pacientes y escoger dentro de esos 16 heridos cual requería la primera atención y empezar a darles tratamiento inicial a cada una. Fue un trabajo de más o menos 4 horas mientras valorábamos, estabilizábamos y rescatábamos, ya que la mayoría de heridos quedaron en el abismo hacia donde se fue el bus, lastimosamente en este accidente resultó una persona fallecida”.

La emergencia fue bastante complicada en lo que se refiere a la atención de 16 personas, ya que se presentaban sangrados profusos, fracturas, imposibilidad de movimiento, pacientes inconscientes, pacientes con paro respiratorio. Es una cantidad de situaciones que se deben afrontar en un tiempo muy corto y tomar decisiones urgentes para poder asegurar la vida de la personas.

Sin embargo, la experiencia que más lo ha marcado es “una gran creciente del río otún y nos llamaron del Barrio Otún precisamente, y nos informaron que se había desbordado el río y las últimas viviendas de aquel barrio estaban a punto de colapsar por la fuerza de la corriente del río. Al llegar al sitio efectivamente empezamos a evacuar, el río transitaba por las calles de este barrio y nos informan los vecinos de esta comunidad, que en la última casa se encontraba un adulto mayor que no habían sido capaz de rescatar, la casita tambaleaba por la fuerza del agua, hicimos un puente de escalera entre la máquina y el techo de la vivienda, me tocó a mí, para fortuna, hacer este rescate anclado con cuerdas desde la máquina caminando en 4 patas sobre al escalera, retirar esas tejas de la vivienda, romper el cielo raso y al romperlo pude ver que estaba el agua a un metro veinte de altura, y el señor pedía a gritos el auxilio dentro de la vivienda, me bajé hasta la habitación, aseguré al señor con un arnés, me subí nuevamente a la escalera y comencé a recuperarlo, lo subí a la escalera y de allí le di las indicaciones y la seguridad para que el señor pudiera ayudarme a pasar sobre la escalera, hasta que mis compañeros hicieron contacto físico con él y pusieron a salvo, en el momento en que me retiré de al escalera y me puse en tierra firme la vivienda colapsó por la corriente y la fuerza del agua.

Entonces, es una emergencia que lo llena de mucha satisfacción, pero que pone en riesgo no solamente la vida del abuelo que estaba allí, sino también la vida de la persona que lo estaba socorriendo en ese momento.

Como anécdota final agregó “el rescate de un joven que quería suicidarse, este evento fue en el Viaducto que comunica Pereira con el Municipio de Dosquebradas, nos llamaron y nos informaron de un joven que estaba sentado en el borde del puente y que amenazaba con tirarse, entonces acudimos al llamado, antes de llegar al Viaducto ya íbamos anclados con arneses de seguridad y con cuerdas estáticas en caso de que tuviéramos que hacer un descenso o que a fuerza del individuo nos arrojara al vacío, llegamos, empezamos el tratamiento psicológico con él, había aglomeración del público, había presencia de la policía, el joven no quería que ninguna persona pasara la barrera de protección y que si alguien lo hacía inmediatamente se arrojaba al piso y después de unos 15 minutos de trabajo psicológico y de entretenerlo por el lado izquierdo, tuve la oportunidad de arrojarme sobre él por el lado derecho y aprisionarlo sobre la baranda de seguridad, inmediatamente el joven ofreció repulsa contra al acción de salvamento que estábamos ejerciendo sobre él, pero ya mis compañeros y al fuerza de la policía nacional me colaboraron para poner al joven al otro lado de la barrera y llevarlo al comando de la policía para la entrevista y trabajo psicológico y posterior trabajo médico con el joven que quería acabar con su vida por cualquier razón que haya sido”.

Entre tantas historias y anécdotas recordando eventos sucedidos durante once años de oficio, recuerda con mucha tristeza el caso de un incendio presentado en uno de los barrios de Dosquebradas, en el cual una pareja de esposos dejaba a su hijita de apenas unos añitos de vida, y que presentaba retardo mental, encerrada con llave y candados para que no pudiera salir, cuando los bomberos llegaron a atender el incendio, hicieron varios intentos para poder abrir la puerta y cuando lo lograron encontraron la niña sin vida pues había fallecido por inhalación de gases tóxicos, por alta temperatura y por radiación, y como el Sargento Estrada expresa: “durante 11 años me ha preparado para salvar vidas, nunca me ha preparado para que una vida se me vaya”.

Este tipo de emergencias lo impacta demasiado pero contrario a ello también lo impacta el hecho de saber que en 4 ocasiones ha tenido la fortuna de asistir señoras en su periodo de gestación a término y que lo han llamado porque han iniciado su trabajo de parto, en el momento de llegar a prestar la atención, realizar el traslado a una clínica se ha dado el proceso de alumbramiento y ha tenido la fortuna de recibir el bebé en un centro asistencial para que le realicen la respectiva valoración médica.

Son sentimientos diferentes, son sentimientos de alegría, felicidad, de que para esto se ha preparado durante 11 años y como regla que prevalece dentro del Grupo de Bomberos es “Salvaguardar la vida de los conciudadanos y dela gente del común que están directamente involucrados en el evento”.

domingo, 6 de marzo de 2011

FÚTBOL FREESTYLE: RETANDO LA GRAVEDAD

Por: Pablo Enrique Bohórquez Duque









El Freestyle es una técnica en la cual se hace una mezcla entre el deporte y un arte.
Con una música estilo gitana de fondo, empieza la función, los participantes bailan al ritmo de la música mezclando este baile con una agilidad increíble en la cual un pequeño balón de fútbol es la principal atracción.

Esta es una de las más novedosas puestas en escena que hace parte del llamado fútbol Freestyle, en la cual el balón pasa a ser un instrumento que hace malabares, y que lleva un poco más de diez años en práctica.



Cada competencia dura aproximadamente una hora y media, en la cual los participantes desarrollan su creatividad para hacer los ejercicios que allí se muestran.